Se trata de un signo de gratitud a la Reina de la Paz por las gracias que ha dado al mundo. No es un monumento sino una casa en la que se reunirá el pueblo de Dios, personas que desean entregarse completamente a Jesús a través de María.
El misterio central de la fe cristiana es el MISTERIO PASCUAL. En los acontecimientos de gracia que se produjeron por medio de la Virgen María en la parroquia de Medjugorje, desde el inicio se puso acento sobre la celebración semanal del Triduo Pascual. Por esta razón el edificio ha sido construido en forma de cruz, sobre la cual fue crucificado Jesucristo.
Esta decisión nace de la intención de hacer comprender al pueblo de Dios el misterio de la Cruz de Cristo y el Sacrificio de Jesús, para que, a su vez, el pueblo se una a esta oferta y se eleve al Padre a través del Espíritu Santo.
En ocasión del aniversario de la Virgen de Fátima en el 1995, algunos miembros de la familia espiritual, que ya vivían este camino, se reunieron en el lugar sobre el que se construiría el edificio para presenciar la colocación de la “PRIMERA PIEDRA”.
El día de la ceremonia, más de doscientas personas pusieron su propia firma para sellar la oferta de su vida a Jesús a través del Corazón Inmaculado de María. Sus firmas están ahora enterradas junto con la primera piedra, junto con diversas reliquias de santos (reliquias de María venidas de Éfeso, un poco de tierra de Belén y de Genezaret, reliquias tomadas de la gruta de San Miguel Arcángel en Gargano, algunas reliquias de San Francisco y Santa Clara, de Santo Tomás apóstol, de San Antonio de Padua, de San Pío de Pietrelcina, de Santa Gema Galgani, de Santa Teresita del Niño Jesús y, finalmente, algunas medallas de San Benito).
En aquella ocasión, los allí presentes expresaron el deseo que fuera la Reina de la Paz la única propietaria de la casa, que la gobernase y que la hiciera crecer y fructificar en la vida trinitaria.
Además, se estableció también que desde aquel momento en la casa habitarían la pureza, la pobreza, y la obediencia de María, y que no se haría uso de la casa para ningún tipo de interés personal, sino solamente para la gloria de Dios, desterrando así cualquier otra forma de enriquecimiento.